Terapia, Poder y Relato, una reflexión filosófica
- fabianjesusvidal
- 27 dic 2018
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Actualizado: 28 dic 2018

INTRODUCCIÓN
El desarrollo de lo que se ha conocido como enfoque narrativo (White, 1997), terapia narrativa (White & Epston, 1993) y posteriormente prácticas narrativas (White, 2007) ha sido principalmente el desarrollo de terapeutas en el campo de la terapia familiar y la terapia de pareja. Su desarrollo emana de las prácticas, en la implementación de técnicas e ideas tal como lo han expresado sus principales contribuyentes: “la mayoría de los “descubrimientos” que han jugado un papel importante en el desarrollo de nuestras prácticas han ocurrido después de los hechos (en respuesta a los logros extraordinarios en nuestro trabajo con familias) donde las consideraciones teóricas nos han asistido para explorar y extender los límites de estas prácticas” (White & Epston, 1993). Tal como lo plantean los autores, los desarrollos de las prácticas narrativas han sido informados por diversas ideas y enfoques teóricos con el objetivo de dar sentido a las prácticas y también de expandirlas a otros contextos.
Quienes practican la terapia narrativa, independientemente de las técnicas que utilicen, tienen en común la visión del humano como un ser que busca el sentido de su experiencia a través de compartir historias acerca de quién es y quién no es, que piensa y que no piensa, que siente o no siente, que hace o deja de hacer (Montesano, 2013). La terapia narrativa ha ocupado en el último tiempo un lugar central en el ámbito de la terapia familiar. Inspirado en el trabajo de Michael White & David Epston, muchos terapeutas han comenzado a escribir acerca de la terapia narrativa en la práctica clínica y a considerar su lugar dentro del amplio campo de la terapia familiar incorporando ideas de la terapia narrativa en las prácticas habituales de salud mental. Los terapeutas narrativos trabajan con un amplio rango de clientes que son reconocidos dentro de los círculos tradicionales de salud mental como “difíciles de tratar”, incluyendo niños con conductas-problema, delincuencia, acoso escolar, anorexia nerviosa, abuso infantil, conflictos maritales, reacciones de duelo, adaptación al SIDA, y esquizofrenia.
terapia y narrativa
El modelo terapéutico que desarrollo Michael White, está basado en la construcción de relatos alternativos en donde las personas reescriben sus historias en el proceso terapéutico (Montesano, 2013) dando origen a “nuevos significados, que las personas experimentan como más útiles, satisfactorios y con un final abierto” (White & Epston, 1993), algo que más tarde White llama “historia preferida” (Montesano, 2013).
White desarrollo su modelo influenciado por tres grandes obras de importantes pensadores: El primero fue Bateson, de quien heredo su postura epistemológica. El segundo fue el gran filósofo de origen francés Michel Foucault, quien fue una enorme inspiración para él, sobre todo en cuanto a la conceptualización de como los sistemas de conocimiento en la cultura occidental, afectan al individuo, lo cosifican y subyagan sus potencialidades. Y la tercer gran influencia, fueron las obras de Bruner y Vygotsky de las que tomo prestada, entre otras cosas, la visión constructivista del aprendizaje, como los conceptos de zona de desarrollo próximo y el andamiaje, que le servirían de guía para crear mapas de cómo articular las conversaciones terapéuticas (White, 2007).
A modo resumen, el enfoque narrativo de White, argumenta que las personas dan significado a sus vidas, expresando su experiencia en relatos narrados, que configuran su vida y relación con el entorno. Los relatos narrados no constituyen datos que colaboran a interpretar correctamente los hechos, sino que, las narraciones de las personas, se deben observar como datos en sí mismos; dicho de otra forma: las narraciones mismas son los hechos, u en palabras de Humberto Maturana (2009) “El lenguaje crea realidad”, o como diría Nietzsche (1887) “No hay hechos, sino interpretaciones”; el texto narrado es la historia acontecida; en situaciones de crisis las personas no son capaces de narrar su historia, o la hacen de forma tal que contradicen la experiencia que se ha vivido; al mismo tiempo, ningún relato abarca toda la experiencia de una persona; existen relatos dominantes y relatos subyugados (White & Epston, 1993) que como diría Michel Foucault (1984) siempre están atravesados por una relación de poder.
Con respecto a la terapia familiar, que es el área de interés de White, el método interpretativo; es decir: los procesos por los que desciframos el mundo o interpretamos la realidad (lectura que White hace de Bateson) (White & Epston, 1993) “en vez de proponer que cierta estructura subyacente o disfunción de la familia determina el comportamiento y las interacciones de sus miembros, sostendría que es el significado que los miembros atribuyen a los hechos lo que determina su comportamiento”. O sea que, en comparación con modelos anteriores, el acento no esta puesto en el individuo, la familia, la red, o el sistema como tal, sino en las historias que se desarrollan en la conversación entre personas, es decir en “la narrativa, esa historia que se despliega, en el caso de las terapias, como respuesta a la pregunta ¿Qué los trae por aquí? o ¿A que atribuyen este problema?” (Montesano, 2013).
De una forma muy peculiar, la terapia narrativa propone la idea desafiante, que desde una filosofía foucaultdiana, podríamos afirmar: va contra toda norma, verdad, o poder subyugado: La externalización; En las próximas líneas, se abrirá el debate, para ampliar estas ideas y dar sentido al trabajo de White & Epston, generando una discusión entre los puntos mas relevantes.
fOucault, conocimiento y poder
Michael Foucault (1984), filosofo de gran influencia en el siglo XX, se dedicó a estudiar los sistemas de pensamiento a lo largo de toda la historia. Al hacerlo, se dio cuenta de varios elementos relevantes que conformaron su pensamiento; elementos que sin duda conciernen a una reflexión política de la terapia y las ciencias sociales; En primer lugar, el poder es indivisible al conocimiento, o sea: algo sustancialmente inseparable del conocimiento; Cada vez que el poder se ejerce, se hace mediante el conocimiento, y por lo tanto: a través del lenguaje (Maturana, 2009). En su libro sobre “La historia de la sexualidad” (1984), Foucault, se da cuenta de que, durante el régimen Victoriano, el sexo y el poder estaban vinculados a través de una relación represiva, en donde mediante una proliferación de discursos referidos al sexo, y un campo de conocimiento que se dedico a crear manuales de la sexualidad en los niños, se instauraron “verdades normativas”, que controlan, regulan, y subyagan cualquier relación humana en relación con la sexualidad de los niños; Claro ejemplo de como el poder y el conocimiento, siempre trabajan juntos para alguien o para algo.
El filósofo realiza un análisis del poder en cuanto comprensión de un mecanismo represivo mediante el lenguaje; algo similar a un mecanismo de control, negativo en su fuerza y carácter. Sin embargo, White hace una lectura de Foucault, no estacionándose únicamente en esta idea, sino en otra: la de que el poder es también constitutivo al ser humano en su efecto, ya que todos estamos sujetos a él mediante “verdades normalizadoras” que configuran nuestras vidas y relaciones; verdades que a su vez, se construyen o producen en el funcionamiento del poder (White & Epston, 1993). Existen dos efectos del poder: uno negativo, y uno positivo; por un lado: la idea de un poder cuyos efectos son negativos, aporta a una teoría de la represión; y por el otro: la idea de un poder cuyos efectos son positivos, conduce a una teoría acerca de su papel en la construcción de las vidas de las personas. Al examinar los efectos positivos del poder, afirma sobre el filósofo: “Foucault no hace referencia a lo positivo en el sentido usual, es decir, a lo positivo como algo deseable o beneficioso. Se refiere mas bien a que el poder es constitutivo o determinante de las vidas de las personas” (White & Epston, 1993).
La verdad es otro de los elementos importantes del poder, ya que no existen hechos objetivos o intrínsecos respecto a la naturaleza de las personas, sino mas bien, ideas construidas a las que se le asigna un estatus de verdad (White & Epston, 1993). Estas verdades son “normalizadoras” en el sentido de que construyen normas que configuran y condicionan las vidas de las personas. Dicho de otra manera; son verdades, en cuanto son poderosas para serlo.
Los “cuerpos dóciles” son la consecuencia de un poder que subyaga, ósea: de un poder que domina a todo ser humano, por encima de toda individualidad existencial y subjetiva. Estos cuerpos, hacen participar a los individuos en actividades que apoyan la proliferación de conocimientos “globales” y “unitarios”. Sin embargo, no existe para Foucault, un conocimiento esencialmente global o unitario, sino mas bien, una pretensión de existencia, a conocimientos que pretenden construir verdades unitarias y globales: los conocimientos de la “realidad objetiva” de las modernas disciplinas científicas; conocimiento mediante el cual somos juzgados, condenados, clasificados y determinados.
Conclusiones
La problemática del poder subyace específicamente en su carácter constitutivo. El poder utiliza el lenguaje de las disciplinas científicas para ejercer un tipo de conocimiento que discrimina a otro. Foucault llamo a estos dos: conocimientos “eruditos” y conocimientos “locales”; o sea: el conocimiento de la “realidad objetiva” y el conocimiento de la “realidad subjetiva”. El asunto es que los conocimientos “eruditos” de las ciencias positivistas, por ejemplo: el de la psiquiatría, subyaga al conocimiento “local”; -desde el contexto terapéutico- el conocimiento subjetivo de la realidad narrada por el sujeto, dando lugar a -uno de los punto mas fuertes de esta reflexión- la concepción de “sanos” y “locos”; “normales” y “anormales”, hecho construido desde un juicio experto, que obedece a un diagnóstico de poder desarrollado en los conocimientos de relato dominante (Foucault, 1961).
La reflexión personal que se atañe alrededor de este asunto pone el acento en una preocupación que va más allá de la ideología, y se detiene en la producción de instrumentos eficaces para la formación y acumulación de conocimientos de intervención terapéutica: métodos de observación, técnicas, procedimientos para la investigación y aparatos de control. Foucault, argumenta que, estas técnicas fueron desarrolladas en el nivel local, y justamente es allí donde el ejercicio del poder esta menos oculto y a la misma vez, mayor efecto tiene en las personas.
El trabajo de White supone un quiebre con la tradición psicológica, que ha venido creando problemas dentro del ser humano, como la “realidad” de la depresión, mediante discursos/conocimientos de poder. La propuesta que propone la terapia narrativa a este enorme conflicto epistemológico es la externalización: Una meta-técnica, que se enmarca mejor como una “cosmovisión”, que comprende al problema separado de la persona, al mismo tiempo que asume las habilidades, capacidades, creencias, valores y compromisos que las personas tienen para reorganizar su experiencia, validando el conocimiento que ellos también puedan ejercer, considerándolos ya no como “cuerpos dóciles”, sino como “cuerpos inanimados” capaces de interpretar su mundo e historia.
Por #FabianCastañeda
Referencias
Foucault, M. (1961). Historia de la locura. Francia: Editorial FONDO DE CULTURA.
Foucault, M. (1984). Historia de la sexualidad. Francia: Editorial Éditions Gallimard. Maturana, H. (2009). La realidad ¿Objetiva o construida? Barcelona: Editorial ANTHROPOS. Montesano, A. (2013). La perspectiva narrativa en terapia familiar sistémica. REVISTA DE PSICOTERAPIA / Vol. XXIII - Nº 89, 4-6.
Nietzsche, F. (1887). Genealogia de la moral. España: Editorial Alianza.
White, M. (1997). Desafiando la cultura del consumo: ritos de paso y comunidades de reconocimiento. Dulwich Centre Newslette, 2 & 3, 4. .
White, M. (2007). Mapas de la práctica narrativa. Norton: Editorial PRANAS.
White, M., & Epston, D. (1993). Medios Narrativos para Fines Terapéuticos. Barcelona, Epaña: Editorial Paídos.
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