FACTORES COGNITIVOS EN LA CONDUCTA SUICIDA
- fabianjesusvidal
- 3 feb 2023
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Los factores de riesgo (FR) respecto al suicidio permiten identificar individuos o grupos con mayor probabilidad de suicidarse y trabajar de manera focalizada en un tratamiento particular. Al momento de conocer los FR, es importante tener en cuenta que estos no significan causalidad del fenómeno suicida, sino solamente una probabilidad estadísticamente significativa respecto a su ocurrencia.
Los FR respecto al suicidio podrían agruparse en seis grandes categorías: trastornos psiquiátricos, biología, historia familiar y genética, ambiente psicosocial, personalidad y cognición. Si bien, los que actualmente reportan mayor prevalencia son los relacionados a los trastornos psiquiátricos, los factores cognitivos son también altamente predictivos.
A continuación, se detallarán los factores cognitivos de mayor prevalencia:
La desesperanza, entendida como expectativas negativas de futuro, es el FR con mayor prevalencia de ocurrencia suicida. Si bien los eventos negativos pueden ser objetivos, la desesperanza supone una distorsión de percepción cognitiva acentuada fuertemente por la negatividad. Las personas desesperanzadas podrían emplear discursos como “el futuro me parece oscuro e incierto” o “No he podido lograr lo que quiero, y no creo que lo vaya a lograr en el futuro”.
Otro aspecto cognitivo subyace en que las personas suicidas y no suicidas tienen diferentes razones para vivir o para morir. Estas razones son especialmente importantes al momento de elegir o no la muerte. Las personas no suicidas refieren razones para vivir centradas en la familia, el disfrute de actividades, la propia persona y el valor positivo de la vida, mientras que las personas suicidas aluden a la “carga” que su muerte implicaría para los demás, la propia percepción de responsabilidad ante la familia y el temor a morir o suicidarse. Respecto a las razones para morir, este grupo destaca la desesperanza y el deseo de escapar tanto de la angustia como de situaciones incontrolables y como de sí mismos.
Un factor muy clave en el suicidio es el perfeccionismo. La literatura ha descrito por lo menos 3 tipos diferentes: un perfeccionismo orientado hacia sí mismo, un perfeccionismo orientado hacia los demás y un perfeccionismo socialmente prescrito. Este último supone el cumplimiento de estándares impuestos por la sociedad que se correlaciona significativamente con el suicidio. Este tipo de perfeccionista suele percibir el fracaso en formas dicotómicas, puntualizando en los aspectos negativos de su desempeño, a menudo cayendo en estrategias cognitivas de auto boicot, que maximizan el riesgo a escalas crecientes.
En contexto con estos factores, se ha evidenciado que los intentadores de suicidio poseen una red social más débil, tanto en términos objetivos como subjetivos (de percepción). Muchos suicidios ocurren en medio de acontecimiento adversos y perdida de apoyo, por ejemplo, tras una separación conyugal, una perdida de afiliación cultural (migración), una desvinculación del trabajo o la escuela. En este contexto aparece más fácilmente la cognición de sentirse una carga para los demás, lo cual resulta de una distorsión cognitiva acerca de la propia significación e integración en una red de relaciones sociales.
Entre otras cosas, las personas que intentan el suicidio suelen tener mayor rigidez cognitiva que las personas que no lo intentan, esto significa una disminución sustancial en la capacidad para percibir múltiples alternativas o salidas a situaciones problemáticas, lo cual resulta en una interpretación dicotómica que oscila entre extremos bipolares.
Se ha observado además, que las personas rígidas cognitivamente, mantienen sesgos confirmatorios que van fortaleciendo la convicción en el suicidio como una salida. Durante una crisis suicida, estas convicciones se totalizan dando lugar a la “constricción perceptual”, esto es, una cualidad peculiar de la atención, en la cual se fija un solo elemento (por ejm, el suicidio) sin poder observar el panorama completo, manteniendo un estado de confusión y desorientación que impide explorar soluciones o alivios externos. Es importante señalar que estas crisis son transitorias, por lo cual se vuelve altamente relevante ser capaces de emplear "puentes" temporales que nos permitan disgregar la percepción de tunel (escribiré un articulo especialmente sobre esto, pueden preguntarme mientras).
En cuanto a los factores de resolución de problemas, se observa que las personas suicidales poseen estrategias deficientes de resolución, siendo patentes la pasividad, evitación, impulsividad y tendencia a abandonar de forma prematura los cursos de solución iniciados (percepción de insolubilidad).
Looming vulnerability (vulnerabilidad a la amenaza) es otro factor descrito por la literatura, este refiere a una percepción de organizar los acontecimientos negativos en una escalada, lo cual se traduce en marcados sesgos cognitivos e incapacidad para implementar respuestas apropiadas. Este factor podría explicar la angustia que sienten las personas suicidas en tanto que organizan en esquemas acumulativos e irresolubles distintos problemas, a veces históricos.
Algunas explicaciones cognitivas del suicidio:
Muchos investigadores han estudiado el rol de las percepciones de derrota y atrapamiento. El concepto de derrota puede entenderse desde la lógica de las posiciones sociales. La percepción de derrota puede acontecer tras haber fracaso en una confrontación social que me desciende en mi posición social. Por su parte, el concepto de atrapamiento implica el deseo de abandonar una situación cuando todas las posibilidades de escape (o rescate) han sido bloqueadas.
El suicidio surge de la necesidad de escapar del estado doloroso y aversivo que implica el atrapamiento, mientras que simultáneamente se experimenta una sensación de derrota, activando un estado de impotencia o desesperanza.
Otra posible explicación supone que el suicidio concurre junto con tres variables:
1. Pérdida del sentido de pertenencia
2. Percepción de ser una carga
3. Capacidad adquirida para el suicidio
La pérdida del sentido de pertenencia se define como una sensación de desconexión respecto de los demás, ruptura de las relaciones sociales cercanas, percepción de alienación social y sensación general de poseer escaso o nulo apoyo social.
La percepción de ser una carga supone que los demás estarían mejor sin la presencia de la persona suicida y la muerte aliviaría la carga que les impone.
Adicionalmente, para cometer suicidio debe existir una capacidad adquirida para realizarlo, la cual comprende por un lado un temor disminuido a la muerte y una tolerancia elevada al dolor físico. La mayor tolerancia al dolor tendría relación con factores de riesgo como: historia familiar de suicidio, disfunción neurobiológica, impulsividad, exposición al suicidio de otras personas, experiencias de combate y violencia, intentos anteriores y maltrato infantil.
El problema del suicidio no es la muerte sino el dolor psíquico.
El dolor psíquico opera como una variable mediadora entre el perfeccionismo socialmente prescrito y la suicidalidad. Se ha evidenciado que este se asocia a la ideación suicida aunque las variables desesperanza y depresión sean controladas. En otras palabras, se podría hipotetizar que existen dos vías al suicidio: la desesperanza y el dolor psíquico; ambas penetran fuertemente el sistema cognitivo, aunque no se reducen a él y se relacionan de forma interdependiente.
Por: Fabian J. Castañeda Vidal
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