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JESUS Y LAS NARRATIVAS

Actualizado: 4 jun 2020


En la literatura biblica, nunca entendí porqué Dios cambiaba el nombre de las personas cuando las quería bendecir. Eso hasta que aprendí algunas cosas interesantes. El lenguaje no es una forma representativa de la vida, sino la estructura misma de ella. Las personas que cuentan relatos de sí mismas no estan describiendo sus vidas, sino definiendolas en una historia unica que configura distintas formas de la identidad; de ahí que aconsejar popularmente "mirar las cosas de otraforma" intentando alentar a las personas que relatan experiencias dolorosas de si mismas a adoptar una "perspectiva" diferente y contar una historia distinta de su problema se haya vuelto un fracaso del sentido común. Las personas son multi-historiadas: las historias de si mismos, son las que otros han hecho de ellos; muchas de estás historias son las que reivindican y reclaman una forma de estar en el mundo: una actitud, a veces, depresiva, otras, perfeccionista, en ocasiones, a traves de herramientas discursivas del lenguaje que hablan del exito, el fracaso, el bienestar y las otras mil utopias que deconstruyen el inmenso valor del humano en su ser silenciado. En la literatura biblica, nunca entendí porqué Dios cambiaba el nombre de las personas cuando las quería bendecir. Y es qué, Dios siempre ha sido experto en otorgar la voz; la emancipación de nuestras almas siempre fué de inmediato la de la identidad, de ahí el milagro de la transformación, que no es lo mismo que una rehabilitación que supone a un sujeto funcional en un medio social descompuesto; he leído a unos cuantos sociologos, todos ellos intentando explicar los milagros que ocurren al interior de nuestras iglesias en formas descriptivas del lenguaje, el tema es qué para resucitar nuestras voces y hablar de verdad, hay que morir a las descripciones pedagogicas, porque la unica forma de comprender al humano es transformandonos junto a él; y estando vivo, esto es, resucitando en una vida nueva y muriendo a todas las historias que han narrado de nosotros; muriendo al nombre que nos han puesto y hemos padecido, abandonandolo y tomando por primera vez la autoria que reescribe nuestra historia. Es lo que siempre pensé pero no supe poner en palabras sobre a lo que Jesus se refería cuando hablaba de vida plena... vida eterna... vida en abundancia. Algún día lo escribiré ya no "en palabras" sino en una forma clara, entendible, quizá, comunicable. Hoy es esto, una poesía, porque es mía, como mi carne.


Por: Fabian J. Castañeda Vidal

 
 
 

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