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Intereses restringidos en adultos con TEA


Desde que tengo memoria, he experimentado pasiones intensas y absorbentes por temas o actividades específicas, de una forma que se aleja de lo habitual en otras personas. Estos intereses ocupan mis pensamientos de manera persistente, concentrando gran parte de mis recursos cognitivos, sensoriales y emocionales. En el contexto clínico, esta particularidad se conoce como intereses restringidos, uno de los criterios diagnósticos centrales del trastorno del espectro autista según el DSM-5 (American Psychiatric Association [APA], 2013). A diferencia de las obsesiones del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), que suelen vivirse como intrusivas y generadoras de ansiedad, los intereses restringidos en el autismo son habitualmente egosintónicos: se experimentan como pasiones elegidas, coherentes con la identidad y fuente de regulación emocional (Pazuniak & Pekrul, 2020).


Rasgo distintivo y complejidad diagnóstica


Los intereses restringidos se han estudiado al punto de considerarse un rasgo patognomónico del autismo (Anthony et al., 2013). Sin embargo, distinguir entre un hobby intenso y un interés clínicamente relevante no siempre es sencillo. La evaluación clínica suele centrarse en su intensidad desproporcionada, la atipicidad del foco de interés y el grado de interferencia en la vida diaria, entre otros. En adultos de alto funcionamiento, estos intereses pueden camuflarse como especializaciones académicas o profesionales, lo que genera un fenómeno de masking que retrasa el diagnóstico. Aun así, incluso en personas con altas capacidades intelectuales, persiste ese patrón de rigidez e intensidad inusual.


A continuación, presento una tabla elaborada a partir de la investigación clínica actual y de mi experiencia como psicoterapeuta trabajando con personas neurodivergentes. Su propósito es ofrecer lineamientos prácticos y criterios comparativos que faciliten la entrevista, la evaluación y la intervención con personas autistas, sirviendo de apoyo para psicólogos, médicos y otros profesionales de la salud en su quehacer clínico:


Criterio

Interés Restringido (TEA)

Hobby Típico

Intensidad y duración

Alta intensidad sostenida: invierte varias horas diarias durante años. Se vive como necesidad.

Tiempo variable y flexible. Se disfruta sin generar malestar si se interrumpe.

Contenido del interés

Foco muy específico, inusual o atípico para la edad/cultura.

Contenidos comunes socialmente aceptados, con mayor rotación a lo largo del tiempo.

Función emocional

Sirve para autorregulación: reduce ansiedad, genera calma. Su interrupción provoca malestar.

Principalmente recreativa o social; no es esencial para la regulación emocional.

Interferencia funcional

Puede interferir con estudio, trabajo o vida social. Conversaciones centradas casi solo en el tema.

Generalmente no interfiere en la vida diaria; se mantiene en equilibrio.

Flexibilidad

Rigidez: resistencia al cambio o dificultad significativa para detener el interés.

Mayor adaptabilidad: se alterna con otras actividades sin impacto emocional.

Control y visibilidad

Difícil de contener; a veces enmascarado para evitar estigma. Es central a la identidad.

Mayor control consciente. Suele ser aceptado y compartido socialmente.

Evaluación clínica

Ítems elevados en RBS-R, ADI-R, ADOS-2. Puede reportarse malestar si no accede al interés.

No eleva puntuaciones en escalas clínicas. Se describe como gusto opcional o recreativo.


Intensidad, funciones y ambivalencias


En adultos autistas de alto funcionamiento, los intereses restringidos suelen adquirir la forma de pasatiempos o campos de conocimiento, pero cultivados con una dedicación excepcional, muy distinta a la que se observa en un hobby típico. No es la cantidad de intereses lo que marca la diferencia, sino su idiosincrasia e intensidad (Anthony et al., 2013). Mientras que un hobby suele vivirse como una actividad flexible y recreativa, los intereses restringidos tienden a absorber durante años la atención de la persona, transformándola en experta autodidacta en su tema. Esta misma intensidad, sin embargo, puede generar rigidez: dificultar la flexibilidad, limitar la vida social o provocar angustia si el acceso al interés se interrumpe.


La investigación cualitativa ha mostrado que estos intereses cumplen funciones centrales que los distinguen de un hobby. En el estudio de Collis y colaboradores (2022), los adultos autistas describieron cómo sus intereses no solo aportan placer y autoestima, sino que además funcionan como una estrategia de autorregulación emocional y cognitiva, ayudándoles a manejar ansiedad y estrés. A diferencia de un hobby, cuya ausencia no genera un impacto profundo, la falta de acceso a un interés restringido puede tener consecuencias negativas. Además, muchos participantes relataron que, por miedo al estigma, se ven obligados a enmascarar o minimizar la expresión de sus intereses, lo que incrementa el malestar y les priva de una herramienta esencial de afrontamiento. Esta tensión entre la utilidad reguladora de los intereses y el juicio social hacia su intensidad subraya la necesidad clínica de diferenciar claramente entre un interés restringido y un hobby.


Conclusión


Diferenciar entre intereses restringidos y hobbies no es un simple matiz; es una decisión clínica con implicancias diagnósticas, terapéuticas y éticas. Cuando se reconoce adecuadamente un interés restringido, el profesional no solo contribuye a un diagnóstico más certero, sino que también abre la posibilidad de resignificar esa característica: de un “síntoma” a un recurso identitario y adaptativo.


Los hobbies enriquecen la vida; los intereses restringidos, en cambio, estructuran la experiencia vital de muchas personas autistas. Ambos merecen ser valorados, pero el abordaje clínico debe ser diferente. Reconocer esta diferencia permite evitar la patologización innecesaria de actividades intensas en personas neurotípicas, al mismo tiempo que facilita el diseño de intervenciones ajustadas para quienes se encuentran dentro del espectro.


En definitiva, la invitación para los clínicos es doble: diagnosticar con precisión y acompañar con respeto. Porque los intereses restringidos no son solamente un criterio del DSM-5, sino también una ventana hacia la singularidad, las fortalezas y los desafíos de la persona autista en su vida cotidiana.




Por: Fabian J. Castañeda Vidal

Psicologo Clínico

 
 
 

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