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EL DEVENIR NADA | POESÍA


Avanzar es siempre también morir.

Huir de acabados tiempos determinados,

acelerar el paso de la vida y de la muerte,

por miedo al miedo; de vivir o de morir,

por la fuerza de la omnipotente búsqueda;

la del sentido, el significado y la idealización.

Y así creamos el infierno, para después huir de el,

y así creamos el cielo, para vivir también en el infierno,

y entonces las palabras; y entonces la categorías; y entonces los binarios; y entonces la cordura; y entonces lo normal; y entonces lo humano; y entonces la guerra; y entonces, lo enfermo. Y así un día, el devenir de los dedos; para después, el devenir de la nada.


Dedos agujerados y ambiciosos,

traicioneros del cuerpo y del alma,

magos o divinos; o algo humano,

toman entre ellos cinco, o entre ellos diez,

las flores para capturarlas; pero tienen vida.

Asi son los dedos, malignos. Vampiros que aniquilan todo cual desean, succionando así la sangre que supone a la vida, y la vida que supone a la muerte. Vampiros. Depredadores,

dedos que muelen el oro para luego presionarlo fuerte entre su mano, pero entre sus agujeros todo se escapa, y entonces, se desvanece; como quien toma agua entre las manos, como quien ambicia atrapar al viento; así son los dedos que nos dan de comer; alimentándonos pues, de todo aquello que se desvanece; creando así la ilusión. La ilusión del comer. ¿Que son los dedos si no la ilusión de la vida? ¿Pero que es la vida si no la ilusión de tener dedos?


Cortarlos, como quien escinde de la ganancia,

o como quien soslaya el devenir del tiempo,

para situarse,

para dejar de morir

y dejar de vivir,

para no vender más

y pagar impuestos a la muerte,

para abandonar la productividad de la existencia

y arrojarse en la vida misma,

con menos preocupaciones y mas ocupaciones,

con más dolor y menos ansioliticos;

más juego y menos guerra,

menos poder y más amor.

Porque la muerte deviene siempre, como la vida,

y construir no es más que deconstruir más fuerte.

Quien construye sentido y se pelea si mismo, es un humano muy humano.

Uno que no ha aprendido a divertirse sin mentiras,

y necesita así crearse para destruirse, y entonces vivirse. ¿Pero no es pasear ya entretención?¿No es contemplar ya un acto de maravillarse?


Emancipación de la productividad existencial,

soberanía de la naturaleza ludica,

abre nuestros ojos,

corta por favor,

nuestros

dedos.


Por: Fabian J. Castañeda Vidal.

 
 
 

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